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UFO Chile #1 - October 1967

Here is ufology bulletin of Chile "UFO Chile" No. 2, page 2, published in Chile in October 1967. Impossible to find so far outside Chilean ufological circles, the newsletter was sent to me with mayn other treasures by an 87-year-old veteran Chilean ufologist in 2018, and is presented here for the first time with reproduction of the original pages, and my transcripts in Spanish, French, and English.

No. 1 1 2 3 4 5 6 7 8 > No. 3 No. 4

UFO Chile No. 2, page 2, October 1967

Transcription translated in English:

UFO Chile, October 1967

Page 2

was polished, compact, smooth, metal surfaces, which highlighted an artificial origin.

The professors decided not to wake up their companions, to let them discover the phenomenon "by themselves" given the possibility, although unlikely, that the two scientists had been hallucinating; which could have contaminated their companions if they warned them. They then left to a hundred meters from the camp. At about seven o'clock, the sergeant paramedic, who used to leave the shelter in his shirt to exercise and maintain his athletic qualities, came out. Almost immediately, the two scientists heard him shout, "Professor, professor, flying discs!"

The assistant also got up, and soon the four men contemplated the phenomenon, now convinced that it was not a mirage. The two objects remained motionless, as if they had been part of the sky since time immemorial.

At about nine o'clock in the morning, object One, that is, the closest to the meridian, suddenly took a horizontal position and moved westward at the speed of lightning. It lost its metallic luster, becoming a light that crossed all ranges of the visible spectrum, from infrared to ultraviolet. It changed direction at a sharp angle, without stopping, and traveled to another end of the sky at the same speed, to resume a new direction. It continued its vertiginous maneuvers, zigzagging, braking strongly, accelerating to an instantaneous speed, moving over the heads of the observers, always following tangential trajectories with respect to the Earth, all in absolute silence. After about five minutes of this power demonstration, it parked next to its partner, almost in its original position, but now separated from the other by about 50 degrees, the two remaining still while the one that had made its dance, broke his immobility and began to turn quietly towards the east. It made a dozen erratic flights, with abrupt changes of speed, offering the same color changes when accelerating or stopping. About three minutes later, it went to stop next to its partner, and recovered its appearance of metallic material.

The expedition had two high sensitivity Geiger-Miller detectors one with the audio and the other with the scintillation. When the objects had returned to their original positions, someone discovered that the scintillation detector revealed that the ambient radioactivity increased by 40-fold, ie, it could produce the death of an organism subjected to this during a extended period. This discovery accentuated the anguish of the expeditionaries.

The temperature was of about 15 to 20 degrees centigrade below zero, without any vapor altering the purity of the sky. No one could do anything that day, except observe the objects. The feeling of having been chaned to micro-organisms, placed under the microscope, coldly examined by indescribable eyes, did not allow the men to concentrate on their usual tasks. Although they did not have a telephoto lens, they took many pictures in color and in black and white.

Transcription in Spanish:

UFO Chile, Octubre de 1967

Pág. 2

to bruñido, compacto, de lisas superficies metálicas, evidenciaba un origen artificial.

Los profesores decidieron no despertar a sus compañeros, para dejarlos que se enterasen del fenómeno "per se" cabía la posibilidad, aunque remota, de que ambos científicos fuesen presa de una alucinación, la que habrían podido comunicar a sus acompañantes al prevenirlos. Se alejaron entonces uno cien metros del campamento. A eso de las siete de la mañana apareció el sargento enfermero, que acostumbraba abandonar el refugio en camiseta para hacer ejercicios y conservar su estado atlético. Casi de inmediato ambos científicos le oyeron gritar: «Profesor, profesor! ¡Discos voladores!"

Se levantó también el ayudante, y pronto los cuatro hombres contemplaban el fenómeno convencidos ahora de que no se trataba de un espejismo. Los dos objetos seguían inmóviles, como si hubiesen formado parte del cielo desde tiempos inmemoriales.

A eso de las nueve de la mañana el objeto Uno o sea, el más próximo al meridiano, tomó bruscamente una posición horizontal y se desplazó hacia el oeste con la velocidad de una centella. Perdió su brillo metálico, convirtiendo en una luz que recorría todas las gamas del espectro visible, desde el infrarrojo al ultravioleta. Cambió de rumbo en un ángulo agudo, sin detenerse, y recorrió otro trecho del cielo a la misma velocidad, para volver a tomar una nueva dirección. Prosiguió sus vertiginosas maniobras zigzagueando, frenando bruscamente, acelerando con instantánea velocidad, trasladándose sobre la cabeza de los observadores, siguiendo siempre trayectorias tangenciales con respecto a la Tierra, todo en el más absoluto silencio, Al cabo de unos cinco minutos de aquel despliegue de energía, fue a estacionarse junto a su compañero, casi en su posición primitiva, aunque ahora separado del otro por unos 50 grados, El Dos, que permaneciera inmóvil mientras el Uno realizaba su danza, rompió a su vez ta quietud y dirigiéndose hacia el este, efectuó una decena de vuelos quebrados, con bruscos cambios de rumbo, ofreciendo las mismas mutaciones de colorido cuando aceleraba o se detenía. Unos tres minutos después fue a detenerse junto a su compañero, y recuperó su material apariencia metálica.

La expedición poseía dos detectores Geiger-Miller de alta sensibilidad uno de audio y otro de centelleo. Cuando los objetos hubieron retornado su posición primitiva, alguien descubrió que el detector de centelleo revelaba que la radiactividad ambiente había aumentado 40 veces, es decir, podía producir la muerte a un organismo sometido a ella por un período prolongado. Este des ubrimiento acentuó los temores de los expedicionarios.

La temperatura se mantenía en unos 15 a 20 grados centígrados bajo cero, sin que un vapor alteras e la pureza del firmamento. Nadie pudo hacer nada durante ese día, excepto observar los objetos. La sensación de haberse convertido en microorganismos, colocados en la platina de un microscopio, fríamente examinados por indecibles ojos, no permitía a los hombres concentrarse en sus labores habituales. Aunque carecían de teleobjetivo, tornaron numerosas fotos tanto en color como en blanco y negro.

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This page was last updated on April 14, 2018.